EL ACHIQUEÉ
Narradora: En un pueblo pequeño vivían dos
huérfanos que vagaban acosados por el hambre. Cierto día,
vieron pasar a un gorrión por el cielo, el cuál llevaba en el pico la flor de
la papa (producto muy codiciado y escaso en la zona), entonces la hermana mayor
dijo.
Niña: Mira hermanito, ves a ese pájaro,
sigámoslo para ver en dónde se encuentran esos ricos tubérculos pues por lo que
veo lleva en su pico una flor de papa.
Niño: Si hermana tienes razón, además ya
tengo mucha hambre.
Niña: Entonces apurémonos y vamos.
Narradora: En el pueblo vivía también el
Achiqueé, una vieja harapienta y mala, la cual al saber que los niños iban en
busca de las papas, decidió matarlos y quedarse con el alimento.
Achiqueé: ¿Qué tal niñitos? ¿Hacia dónde se
dirigen ustedes dos solitos? ¿Encima vas con un pequeño? Déjenme ayudarlos, vayamos
a mi casa para comer un poco.
Niño: Sí, yo tengo mucha hambre.
Niña: Muchas gracias señora, pero no tenemos
cómo pagarle, como puede ver usted, mi hermanito y yo somos dos huérfanos sin
casa y padres.
Achiqueé: No te preocupes hija, eso después lo
veremos. Vamos
Narradora: El Achiqueé guió a los pequeños a su
choza y al llegar le dijo a la niña.
Achiqueé: Nena, por favor ¿podrías cortar un
poco de leña para ir encendiendo el fuego?
Niña: ¿Fuego? ¿Para qué?
Achiqueé: Para poder calentar la cena hijita.
Niña: Oh bueno, está bien.
Narradora: El Achiqueé aprovechó que la niña
estaba distraída para coger al pequeño y matarlo.
Niño: ¿A dónde vamos señora?
Achiqueé: Iremos a preparar la comida,
JEJEJEJE
Niño: Y, ¿por qué me está echando en la
mesa?
Achiqueé: Para que descanses un poco.
Narradora: La vieja estaba a punto de
acuchillar al pequeño pero en ese momento la niña reacciona.
Niña: Eyy¡¡ Suelta a mi hermano¡¡
Narradora: La niña le arrojó una piedra a la
vieja, y esta se cayó.
Entonces
agarró a su hermanito, lo puso en su espada con la lliclla que tenía puesta y
huyó de la choza. También el
Achiqueé los siguió corriendo y cuando ya estaba casi cerca, los niños
encontraron a un gallinazo, y la pequeña le dijo.
Niña: Tío gallinazo, escóndenos bajo tus
alas.
Gallinazo: Está bien. !Rápido métanse aquí¡
Narradora: El gallinazo escondió a los
huérfanos entre sus alas y cuando llegó la vieja le preguntó.
Achiqueé: Tío gallinazo, ¿has visto a dos
mocosos corriendo por aquí?
Gallinazo: No, no los he visto.
Achiqueé: No mientas, estoy segura que los ví
pasar por aquí. Ya dime dónde están
mugrosa ave¡¡
Gallinazo: ¿Qué me dijiste?
Narradora: El gallinazo al escuchar esto se
molestó y le dio un aletazo a la vieja, lanzándola al suelo. En ese mismo
instante la niña reacciona, coge a su hermano y se alista para huir, pero antes
de eso le dice al ave.
Niña: Gracias tío gallinazo. Por habernos
ayudado tendrás buena vista y nunca te faltará comida.
Gallinazo: Muchas gracias. Ahora aprovechen en
huir, ¡Rápido, corran!
Narradora: Los niños siguieron corriendo. Pero
nuevamente el Achiqueé se había levantado y corrió con todas sus fuerzas para
alcanzar a los huérfanos.
Achiqueé: ¡No se escaparán mocosos!
Narradora: Entonces los niños se toparon con el
puma y la niña le dijo.
Niña: Tío puma, una vieja nos persigue
para matarnos, por favor, ¿podrías defendernos?
Puma: No se preocupen, colóquense dentro
de esa cueva.
Narradora: Cuando el Achiqueé llegó, le dijo al
puma.
Achiqueé: Suelta a esos dos huérfanos ¡son
míos¡¡
Narradora: El Achiqueé quiso acercarse, pero el
puma le tiró un zarpazo arrojándola otra vez al suelo. Y la niña
aprovecha esto para huir con su hermano, pero antes dice:
Niña: Gracias tío puma. Por esto, serás el
más valiente de los animales.
Puma: Gracias pequeña. Ahora corre y
sálvate.
Narradora: La niña y su hermano siguieron
corriendo y corriendo, perseguidos por el Achiqueé la cual siempre repetía:
Achiqueé: No se me escaparán mocosos.
Narradora: Por último, los huérfanos se
encontraron al añaz (zorrillo) y la niña le dijo:
Niña: Tío Añaz, ayúdanos y protégenos del
Achiqueé que nos viene persiguiendo desde hace buen rato.
Añaz: No me molesten, estoy descansando
tranquilamente y vienen a malograrme el día. Váyanse.
Niña: Por favor, ayúdanos a mi hermanito y
a mí.
Añaz: ¿Que no entienden? Quiero dormir, no
me molesten.
Niña: Que malo eres, por esto tendrás un
olor repugnante y así serás cazado fácilmente por tus cazadores.
Narradora: Luego de haber dicho esto, la niña y
su hermanito siguieron corriendo hasta que ya no pudieron más.
Achiqueé: Quédense ahí mocosos, al fin se
detienen.
Narradora: Entonces, los huérfanos, al no
encontrar otra salida, decidieron arrodillarse y orarle a San Jerónimo.
Huérfanos: ¡Por favor, San Jerónimo, haz que
subamos a la chacra de papas, para poder alimentarnos y salvarnos de esa bruja!
Narradora: De repente se abrieron los cielos y
apareció San Jerónimo, quien tirando una cuerda, los hizo subir. El Achiqueé
al ver esto también exclamó.
Achiqueé: Taita Jerónimo, haz que suba yo
también.
Narradora: San Jerónimo le arrojó una cuerda
pero con un ratoncillo, el cual la estaba masticando. El Achiqueé al darse
cuenta dijo:
Achiqueé: ¡Oye trompudo inútil! ¿Por qué comes
mi soga?
Ratoncillo: No me molestes vieja, yo estoy
comiendo mi semita quemada.
Narradora: El Achiqueé al ver que está a punto
de morir, exclama unas últimas palabras.
Achiqueé: ¡Que mi cuerpo se desparrame, que
mis huesos se incrusten en la tierra y mi sangre seque las plantas y hierbas!
Narradora:
Desde ese momento se originaron los Andes. Y cuenta la leyenda que los cerros
que lo forman son los huesos del Achiqueé, porque hay rocas con caras
horrorosas que recuerdan el repugnante gesto maldiciente de la arpía al caer.