martes, 4 de junio de 2019

EL ACHIQUEE

EL ACHIQUEÉ

Narradora: En un pueblo pequeño vivían dos huérfanos que vagaban acosados por el hambre. Cierto día, vieron pasar a un gorrión por el cielo, el cuál llevaba en el pico la flor de la papa (producto muy codiciado y escaso en la zona), entonces la hermana mayor dijo.

Niña: Mira hermanito, ves a ese pájaro, sigámoslo para ver en dónde se encuentran esos ricos tubérculos pues por lo que veo lleva en su pico una flor de papa.

Niño: Si hermana tienes razón, además ya tengo mucha hambre.

Niña: Entonces apurémonos y vamos.

Narradora: En el pueblo vivía también el Achiqueé, una vieja harapienta y mala, la cual al saber que los niños iban en busca de las papas, decidió matarlos y quedarse con el alimento.

Achiqueé: ¿Qué tal niñitos? ¿Hacia dónde se dirigen ustedes dos solitos? ¿Encima vas con un pequeño? Déjenme ayudarlos, vayamos a mi casa para comer un poco.

Niño: Sí, yo tengo mucha hambre.

Niña: Muchas gracias señora, pero no tenemos cómo pagarle, como puede ver usted, mi hermanito y yo somos dos huérfanos sin casa y padres.

Achiqueé: No te preocupes hija, eso después lo veremos. Vamos

Narradora: El Achiqueé guió a los pequeños a su choza y al llegar le dijo a la niña.

Achiqueé: Nena, por favor ¿podrías cortar un poco de leña para ir encendiendo el fuego?

Niña: ¿Fuego? ¿Para qué?

Achiqueé: Para poder calentar la cena hijita.

Niña: Oh bueno, está bien.

Narradora: El Achiqueé aprovechó que la niña estaba distraída para coger al pequeño y matarlo.

Niño: ¿A dónde vamos señora?

Achiqueé: Iremos a preparar la comida, JEJEJEJE

Niño: Y, ¿por qué me está echando en la mesa?

Achiqueé: Para que descanses un poco.

Narradora: La vieja estaba a punto de acuchillar al pequeño pero en ese momento la niña reacciona.

Niña: Eyy¡¡ Suelta a mi hermano¡¡

Narradora: La niña le arrojó una piedra a la vieja, y esta se cayó.

Entonces agarró a su hermanito, lo puso en su espada con la lliclla que tenía puesta y huyó de la choza. También el Achiqueé los siguió corriendo y cuando ya estaba casi cerca, los niños encontraron a un gallinazo, y la pequeña le dijo.

Niña: Tío gallinazo, escóndenos bajo tus alas.

Gallinazo: Está bien. !Rápido métanse aquí¡

Narradora: El gallinazo escondió a los huérfanos entre sus alas y cuando llegó la vieja le preguntó.

Achiqueé: Tío gallinazo, ¿has visto a dos mocosos corriendo por aquí?

Gallinazo: No, no los he visto.

Achiqueé: No mientas, estoy segura que los ví pasar por aquí. Ya dime dónde están 
mugrosa ave¡¡

Gallinazo: ¿Qué me dijiste?

Narradora: El gallinazo al escuchar esto se molestó y le dio un aletazo a la vieja, lanzándola al suelo. En ese mismo instante la niña reacciona, coge a su hermano y se alista para huir, pero antes de eso le dice al ave.

Niña: Gracias tío gallinazo. Por habernos ayudado tendrás buena vista y nunca te faltará comida.

Gallinazo: Muchas gracias. Ahora aprovechen en huir, ¡Rápido, corran!

Narradora: Los niños siguieron corriendo. Pero nuevamente el Achiqueé se había levantado y corrió con todas sus fuerzas para alcanzar a los huérfanos.

Achiqueé: ¡No se escaparán mocosos!

Narradora: Entonces los niños se toparon con el puma y la niña le dijo.

Niña: Tío puma, una vieja nos persigue para matarnos, por favor, ¿podrías defendernos?

Puma: No se preocupen, colóquense dentro de esa cueva.

Narradora: Cuando el Achiqueé llegó, le dijo al puma.

Achiqueé: Suelta a esos dos huérfanos ¡son míos¡¡

Narradora: El Achiqueé quiso acercarse, pero el puma le tiró un zarpazo arrojándola otra vez al suelo. Y la niña aprovecha esto para huir con su hermano, pero antes dice:

Niña: Gracias tío puma. Por esto, serás el más valiente de los animales.

Puma: Gracias pequeña. Ahora corre y sálvate.

Narradora: La niña y su hermano siguieron corriendo y corriendo, perseguidos por el Achiqueé la cual siempre repetía:

Achiqueé: No se me escaparán mocosos.

Narradora: Por último, los huérfanos se encontraron al añaz (zorrillo) y la niña le dijo:

Niña: Tío Añaz, ayúdanos y protégenos del Achiqueé que nos viene persiguiendo desde hace buen rato.

Añaz: No me molesten, estoy descansando tranquilamente y vienen a malograrme el día. Váyanse.

Niña: Por favor, ayúdanos a mi hermanito y a mí.

Añaz: ¿Que no entienden? Quiero dormir, no me molesten.

Niña: Que malo eres, por esto tendrás un olor repugnante y así serás cazado fácilmente por tus cazadores.

Narradora: Luego de haber dicho esto, la niña y su hermanito siguieron corriendo hasta que ya no pudieron más.

Achiqueé: Quédense ahí mocosos, al fin se detienen.

Narradora: Entonces, los huérfanos, al no encontrar otra salida, decidieron arrodillarse y orarle a San Jerónimo.

Huérfanos: ¡Por favor, San Jerónimo, haz que subamos a la chacra de papas, para poder alimentarnos y salvarnos de esa bruja!

Narradora: De repente se abrieron los cielos y apareció San Jerónimo, quien tirando una cuerda, los hizo subir. El Achiqueé al ver esto también exclamó.

Achiqueé: Taita Jerónimo, haz que suba yo también.

Narradora: San Jerónimo le arrojó una cuerda pero con un ratoncillo, el cual la estaba masticando. El Achiqueé al darse cuenta dijo:

Achiqueé: ¡Oye trompudo inútil! ¿Por qué comes mi soga?

Ratoncillo: No me molestes vieja, yo estoy comiendo mi semita quemada.

Narradora: El Achiqueé al ver que está a punto de morir, exclama unas últimas palabras.

Achiqueé: ¡Que mi cuerpo se desparrame, que mis huesos se incrusten en la tierra y mi sangre seque las plantas y hierbas!

Narradora: Desde ese momento se originaron los Andes. Y cuenta la leyenda que los cerros que lo forman son los huesos del Achiqueé, porque hay rocas con caras horrorosas que recuerdan el repugnante gesto maldiciente de la arpía al caer.

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